jueves, 12 de julio de 2012

PALABRAS PARA QUIENES TRABAJAN EN LOS HERBARIOS VENEZOLANOS


EL HERBARIO COMO RECURSO PARA EL APRENDIZAJE DE LA BOTÁNICA

"Trabajar en un herbario es como ir de paseo. En el herbario, gracias a los datos de campo de las muestras botánicas y a la implantación de veloces sistemas informáticos, es posible viajar en pocos minutos, desde La Guajira hasta el Roraima o desde la Península de Paria hasta los llanos apureños. Se puede ir también desde las profundidades marinas hasta las cumbres más elevadas. En realidad, gracias a la información contenida en las etiquetas, se pueden construir mapas de distribución geográfica y altitudinal de las especies. Trabajar en un herbario es como vivir una aventura.

Trabajar en un herbario es gratificante, es magnífico que los investigadores logren gracias a las muestras depositadas, una determinación positiva de una planta desconocida. Pero si ello no ocurre, es aún mejor, ya que se mantiene con vida la ilusión de tener entre las manos una especie nueva para la ciencia.

Por otra parte, lo científico no agota la significación de los herbarios. La planta prensada y desecada es algo más que el objeto de la ciencia botánica; es sobre todo el testimonio de un tiempo que se fue; es el signo evocador de un paisaje y de un día especial. J.J. Rousseau, ilustre aficionado a la botánica, decía en los últimos años de su vida: “no volveré a ver aquellos hermosos parajes, aquellos bosques, lagos, praderas y montañas, cuyo recuerdo siempre ha conmovido mi corazón; pero ahora que no puedo recorrer aquellas venturosas comarcas, no tengo más que abrir mi herbario y enseguida éste me transporta allí” (Calderón 2003).

Las plantas que los exploradores buscaron con esfuerzo y tesón hasta los confines del mundo, con riesgo de perder su vida o sus bienes, se encuentran de un golpe de vista en las muestras prensadas de un herbario. Muchas veces, los trabajadores y usuarios del herbario se han extasiado contemplando muestras de grandes botánicos de reconocimiento mundial, o especímenes extraídos de lugares remotos e inaccesibles o recolectados en fechas tan importantes para el ser humano como es el advenimiento de la navidad y el año nuevo. Habrán sentido la urgencia de atender a las muestras infestadas o contaminadas como si estuvieran vivas o se tratase de sus propios parientes. También habrán percibido un extraño hormigueo cuando tienen la oportunidad de examinar un espécimen tipo. Asimismo al leer etiquetas escritas del puño y letra de amigos y maestros que no están físicamente presentes, se traen aunque sea por un instante a la vida. Estas sensaciones son invaluables y quienes trabajan en un herbario tienen la fortuna de vivirlas a diario.

Las muestras de herbario son doblemente hermosas, tienen la hermosura pálida y estática que se le imprimió al prensarlas, secarlas y montarlas, pero esta belleza es copia de una belleza anterior, cuando la planta adornaba los campos y los bosques. Quienes trabajan en los herbarios tienen con frecuencia, el raro privilegio de ver en una planta seca, aplanada y de apariencia ajada, la planta que otrora estuvo impregnada de un hálito vital. 

En síntesis, el herbario transforma radicalmente los modos de recuperación del pasado. Con el herbario, el hombre se apropia de las funciones de la naturaleza, el pasado comparece de nuevo en la conciencia, convocado por el mismo.

Para concluir, se debe señalar que vincular de manera efectiva la actividad de los herbarios a la educación del pueblo venezolano no es tarea sencilla, pero es un deber y los herbarios que lo cumplan se sentirán orgullosos de haberlo hecho. En este sentido, el autor se permite compartir una breve reflexión con los directivos de los herbarios y quienes allí trabajan: no se queden anclados en el ayer viendo horizontes y sueños pasar…como si la aventura de crear y cambiar no existiera."

Profesor Efraín Moreno. (Herbario Francisco Tamayo. Universidad Pedagógica Experimental Libertador)

ACTA BOT. VENEZ. 30 (1): 415-427. 2007


4 comentarios:

  1. Gracias por sus profundas palabras! en sentido y sentimiento. Trabajar en un Herbario es la mayor fortuna que pueda tener un Botánico, pues tal y como decía Maruja Carrasco, mi mentora: un Botánico tiene que tener tres piernas, una para pisar el campo, la otra para el herbario y la tercera para la biblioteca.

    A pesar de la tecnología todavía sigue siendo cierto.

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  2. Que hermosa manera de ver y sentir el trabajo en el herbario, desde que conozco el mundo de la botánica he soñado trabajar en uno porque también lo siento de esa manera, me traslada y me emociona revisar las exicatas...

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  3. Gracias Profe Efraín, usted como siempre con su carismática forma de impulsar la botánica. Los que trabajamos en los herbarios sabemos lo emocionante de tener en nuestras manos las exsicata, un tesoro detenido en el espacio y tiempo, el cual nos permite tener un mayor conocimiento no solo de la vegetación de nuestro país sino de los hermosos lugares donde esa vegetación crece.

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